17.6.07

La alta cultura son los padres (para una ciencia de los valores de uso)















"(...) ¿Debe llamarnos la atención que haya sido justamente la literatura la forma expresiva
capaz de hacerle frente a la relación dialéctica entre subculturas, minorías, etc., y su fundamento económico-político? Sin dudas, esta es una de las riquezas más genuinas que aporta Dani Umpi. El marketing hoy se erige como ciencia de ciencias; bajo su paraguas es posible encontrar un amplísimo espectro de prácticas del saber humano: sociología, psicología, química, semiología, antropología, neurociencias, diseño, arquitectura, todas ellas y muchas más se unen en santa alianza en pos del objetivo del capital, la realización mercantil del valor. Esta formidable capacidad abstractiva del marketing, capaz de eludir las enormes diferencias entre diversos campos de conocimiento y funcionalizarlos de acuerdo con sus propósitos, exige una reflexión igualmente minuciosa y plástica que pueda rastrear su lógica interna y su movimiento, medir su alcance y su efectividad. Por esto no es raro que sea Umpi, cuyas virtudes en el dominio de la lengua y la forma del discurso literario ya han sido puestas de relieve, quien logre éxito en tarea semejante. Desde el punto de vista estrictamente teórico-literario, salta a la luz la afinidad entre el hábito novelístico metódico y documentativo que ostenta Umpi, su amplia capacidad para novelar experiencias y entornos disímiles, y la talla universal de sus problemas. Salta a la luz, finalmente, que sólo una literatura conciente de su propia naturaleza y de sus exigencias está en condiciones de enfrentarse con la coyuntura económico-social mundial. Es coherente, y hasta tautológico, que Umpi no desdeñe las herramientas que le ofrece la gran literatura, la forma-novela en todas sus vicisitudes tradicionales, y que correlativamente sea capaz de ponernos de cara ante nuestro presente histórico en el sentido más estricto y abarcador. No es sorprendente, tampoco, que la prensa cultural no le haya prestado atención ni a una ni otra cosa, al menos si tenemos en claro que su agenda se limita al fin de las disciplinas artísticas, de la calidad literaria, de la productividad social de la literatura y de todo lo que haga temblar la epidermis sintomatológica del discurso crítico oficial. Este inerte arco problemático, que nada permite leer ni decir, es una prueba a contrario de la pertinencia del trabajo de Dani Umpi, precisamente porque son aquellos núcleos proyectuales hoy menospreciados los que ostentan una generalizada capacidad para problematizar el presente histórico por sobre la mojigatería de nuestra contemporaneidad perpetua..."


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